Este fin de semana entramos en el intercambio de horas de luz. Entramos en el intercambio entre el día y la noche. Entramos en un portal que nos llevará a una fase del año de energía diferente. Estamos en el Solsticio. En esta ocasión viene acompañado de un Eclipse anular de Sol. Si ya de por sí el Solsticio supone un cambio energético notable el eclipse lo intensifica. El Sol ingresa hoy en el signo de Cáncer. Mañana se une la Luna para formar la Luna Nueva acompañando a Mercurio, también en Cáncer, en su fase retrógrada hasta el 11-12 de Julio. Estamos en un momento en el que los planetas predominan en su expresión en los signos de agua y con la mitad de ellos retrógrados. Es momento de colocarnos en el cuerpo, de mirar desde dentro aunque parezca que todo ocurre fuera.
Llega el verano en el hemisferio norte donde es tiempo de regar para nutrir lo que sembramos en primavera y potenciar la cosecha de otoño. Llega el invierno en el hemisferio sur donde es tiempo de recoger y almacenar para nutrir en época de hibernación y recogimiento. En cada lugar debe aplicarse la energía que corresponde a la fase del ciclo. Hay un cambio en las horas de luz, el cuerpo lo siente, el cerebro lo entiende y el alma lo percibe.
Es posible que durante esta semana te hayas sentido con algo de sensación de despiste y desorientación y puede que con cierto cansancio. Los planetas encargados de mover nuestra fuerza de voluntad y nuestro deseo se hallan inmersos bajo unas cuantas capas de emociones. Al mismo tiempo esto se combina con un fuerte de deseo de hacer, de actuar, de llevar asuntos varios adelante. Lo que puede parecer una paradoja no es más que la intensidad interna del deseo de avanzar, de dar un paso importante hacia adelante con firmeza, con seguridad pero sin dejar que la mente se desconecte. Y aunque suene imposible es así como podríamos estar moviéndonos en estos días, con dos ritmos diferentes: el ritmo externo y el ritmo interno. A veces esto se manifiesta en una sensación de no llegar a todo, a pesar de estar haciendo mucho. O en una sensación de que todo se mueve pero nada en realidad avanza.
Ahora mismo las emociones son una parte importante del plan. Sin el corazón y sin el cuerpo la idea no prospera de la misma manera. Es por eso que puede haber un desfase entre la sensación interna y la externa, algo que se equilibra fácilmente con descanso, reposo y contacto con la naturaleza. Estemos como estemos y en el lugar que estemos la Madre Tierra sigue ahí para recordarnos el ritmo natural de las cosas. Sólo con contemplarla nos acompasamos y nos resintonizamos. Así estaremos con el pecho más abierto, los ojos más limpios y la respiración más ligera. Estaremos en el estado necesario para percibir las señales, los sueños y las sincronicidades que aumentan su valor en estos días.
Los eclipses están asociados a acontecimientos personales y colectivos importantes pero no son indicador de que algo concluyente pasará en el mismo día. En ocasiones su halo se extiende hasta seis meses después. Los eclipses de Sol son como una puerta que se abre invitando a que salgamos al camino, pero será sólo en el movimiento de avanzar cuando nos encontremos con aquello que salimos a buscar. Su importancia dependerá también del lugar que activen en nuestra carta natal, no todos los eclipses nos afectan igual a nivel individual.
A nivel planetario seguimos bajo el influjo de la Gran Conjunción del 2020. Seguimos inmersos en el cierre de ciclo Júpiter- Plutón con una conjunción exacta el 30 de Junio y el retorno de Saturno a Capricornio al día siguiente. Las protestas contra el abuso policial y el racismo se han extendido por todo el planeta, porque el sentir colectivo está por impulsar y regenerar el sistema para hacerlo más flexible y tolerante, porque nosotrxs mismxs somos más flexibles y tolerantes. El virus de la corona sigue con nosotros y ha dejado una huella que transformará el mundo, en algunos aspectos, para siempre. Y con él la muerte se hace más presente, cobra un nuevo significado para todxs. Al mismo tiempo que nos hacemos más conscientes de nuestra propia mortalidad y nos bajamos del pedestal al que nos subimos, sentimos la necesidad de cuidar mucho mejor a nuestros mayores y a los más vulnerables. Sí sí estamos ante una revisión del capitalismo. O activamos la economía y nos dejamos morir o descabalgamos nuestra euforia material para cuidarnos y protegernos. La seguridad no será, para muchos, nada parecido a lo que fue. Algunos ya estaban ahí, ¿seguro? A cada paso nos podemos llegar a dar cuenta que no hemos caminado aún lo suficiente ya que nuestra meta quizás era aún más ambiciosa de lo que imaginabamos. Y como dijo el poeta, el horizonte se mueve a medida que yo avanzo.
Eso era para él Utopía. Y para mi siguen siendo tiempos de soñar a lo grande.