Dormir junt@s, soñar en pareja
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«Urawayra se despertó con un sueño muy vívido. En el sueño, su pareja, a quien había conocido hacía ya unos meses, conversaba y estaba en compañía con una mujer alta, pelirroja, de pelo rizado. En un momento del sueño su pareja y la mujer pelirroja se besaban. Fuera del sueño, aquella mañana en que Urawayra despertó con ese sueño, su pareja dormía a su lado y al despertar un poco después comentó que acababa de tener un sueño. Urawayra, escuchaba muy atenta, sin decir nada. Su pareja relataba cómo esa noche había soñado con una mujer con la que conversaba y con la que se besaba. Su pareja compartió el sueño con ella, de la manera más inocente, sin dar importancia a que esa noche había soñado con otra mujer. Urawayra sintió entonces, en lo más profundo, que el sueño que le contaba era el mismo que ella había tenido. Lo sintió a nivel interno, como una punzada en el estómago. Entonces, sin decir nada más, pregunto: ¿y cómo era la mujer con la que has soñado? La respuesta fue: «alta, pelirroja, de pelo rizado». Urawayra visualizaba su propio sueño al tiempo que escuchaba pronunciar aquellas palabras. La intuición se convirtió en certeza: habían tenido el mismo sueño. En aquel momento Urawayra no sabía mucho de sueños pero grabó aquella experiencia para siempre. En ella despertó la curiosidad que marcó todo un camino de investigación del mundo de los sueños.»
Un estudio reciente publicado en la revista Frontiers in Psychiatry sobre los efectos en el sueño de dormir en pareja ha concluido que cuando una pareja comparte cama para dormir las fases REM de los dos sujetos se amplían, se estabilizan y se acompasan. Es decir que dos personas que duermen juntas modifican la estructura de su sueño para armonizarla y sincronizarla. Evidentemente el estudio no habla del contenido de los sueños sino que se centra exclusivamente en la estructura del sueño. El estudio incluye el análisis de la calidad de la relación de las parejas con fines estadísticos además del estudio de los parámetros cerebrales durante el sueño mientras la pareja duerme separada y mientras duerme junta. El estudio parece indicar que no hay modificaciones significativas ni en la duración ni en la calidad del dormir cuando se hace en pareja o de manera individual.
Donde sí ha encontrado diferencias entre dormir juntos o separados es en una de las fases del sueño. Muestra cómo la fase de sueño profundo, la fase REM, se fragmenta menos cuando los individuos del estudio duermen juntos. De tal manera que esta fase se alarga, dura más, es más estable, se interrumpe menos. El estudio tampoco observa cambios en el resto de fases del ciclo del sueño. Apunta incluso que este cambio en la duración de la fase REM del sueño ocurre independientemente de la calidad de la relación personal de la pareja. Por último se explica cómo la sincronización de las fases REM aumenta de manera significativa cuando los dos miembros de la pareja duermen juntos.
Aunque el estudio cuenta y reconoce ciertas limitaciones es un acercamiento más al estudio del dormir y de las fases del sueño cuando es compartido. En el futuro se necesitarán estudios con muestras más amplias, con más tipos de relaciones de parejas y quizás con tests de dormir en un medio más natural y no en laboratorio. Podrían incluso comenzar a hacer estudios también sobre el contenido de los sueños en pareja.
Desde mi experiencia personal y profesional puedo afirmar que dos personas pueden «estar dentro de un mismo sueño» al mismo tiempo o en momentos diferentes e Independientemente de si duermen juntas o no. No puedo afirmar si es muy habitual o poco habitual puesto que no he realizado una estadística. Lo que sí es un hecho constatable es que han sido varias las ocasiones en las que dos personas diferentes me han relatado el mismo sueño sin saberlo entre ellas de antemano.
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«Hacia varios años ya de aquel sueño de Urawayra con la mujer alta, pelirroja, de pelo rizado que besaba a su pareja. Pasado ese tiempo ya habían roto. La relación se quedó por el camino. A pesar de la ruptura aún quedaban lazos en común ya que una cosa es terminar una relación y otra muy diferente liquidarla. Urawayra estaba aquél día en la otra punta del mundo, de viaje con su familia. Aquella mañana se despertó sudando y con la imagen clara de un sueño en el que de nuevo alguien muy especial para ella se besaba, de nuevo, con su ahora ex pareja. Para entonces Urawayra ya conocía mucho más del mundo de los sueños y sabía que aquel beso simbolizaba una traición. Algo que confirmaría al regresar de su viaje. No le importaba no haberlo sabido desde el principio. Si hubiera sido así, su vida hubiera sido muy diferente y nunca hubiera llegado a saber tanto del mundo de los sueños y de lo importantes que son para su vida. Ahora Urawayra se apoyaba en sus sueños, sabía interpretarlos y seguía fielmente sus señales. Por supuesto que le llevó tiempo y esfuerzo estudiarlos. Al principio no lograba encajar las piezas por muchos diccionarios de sueños que leyera… pero entonces encontró a un maestro que le guió en su aprendizaje, un viejo Chamán.»
*Este relato está basado en hechos reales.