Inspirada en la propuesta de Brian Clark de estudiar las claves simbólicas y astrológicas del ciclo Júpiter-Plutón, publicada en el nº4 de la Revista Stellium, me propongo presentar la trama que puede desarrollarse de la mano de otra de las conjunciones más significativas de 2020: Saturno-Plutón. Dicha conjunción, que inició el 7 de noviembre de 1982 a 27 grados de Libra y ha llegado a su fin el 12 de enero de este año, termina e inicia un nuevo ciclo que durará hasta el 1 de febrero de 2054. Esto hace que 2020 sea un año puente entre el cierre del ciclo en el que se pondrán al descubierto las carencias en las relaciones internacionales tal y como se han venido planteando y la apertura de una nueva fase en la que se podría establecer la semilla de nuevas formas de poder.

A nivel político nos encontramos inmersxs en una fuerte polarización. La sociedad está más dividida que nunca entre dos posturas políticas antagónicas que simplificaré de la siguiente manera. Por un lado están los que han comprado la historia de que el enemigo es el «vecino»: “el que viene de fuera es quien me quita el trabajo y el dinero”Por otro lado están los que han comprado la historia de que el enemigo es «el de arriba»: “las élites me explotan, me quitan el dinero y mis posibilidades de un futuro mejor”. En la cima de su Olimpo está Trump, identificado con la primera postura. Enfrente, Sanders, el aspirante a la Casa Blanca que ha batido el récord de donaciones para una campaña en Estados Unidos y que claramente defiende la segunda postura. En España, se vive el destape descarado y a tumba abierta de la extrema derecha que hasta ahora se nutría, discretamente, en el útero materno del partido conservador, el Partido Popular. En paralelo, en Latinoamérica se vive, de nuevo, la lucha por el poder dentro de esta dualidad. Y entre col y col, algo se está removiendo en las entrañas de Oriente Medio donde todavía el control y el dominio por el petróleo no parece estar terminado de resolver; el Papa levanta el secreto pontificio para casos de pederastia y desclasifica documentos; y el Príncipe Harry renuncia a sus derechos de la corona inglesa para trabajar, ser independiente económicamente y fundar una ONG.

En términos de Brian Clark, en 2020 tres personajes de mucho peso en la mitología contada por Homero y Hesíodo, que representan claves psico-sociológicas vitales, se reúnen para compartir impresiones. Al encuentro de los dos hijos, Júpiter y Plutón, descrito por Brian en el artículo anterior, se suma el padre, Saturno. Saturno o Cronos, el padre que no supo envejecer y dejar el poder a tiempo y empezó a tragarse a sus hijos hasta que su mujer Rea lo engañó, se mide frente a frente con Júpiter, el hijo que lo destrona para liberar al mundo e instaurar un nuevo orden de poder y con Plutón, el hijo que es tragado por su padre y regurgitado después y que aprende, al igual que Jonás, lo que es pasar un tiempo en el encierro, en la oscuridad, en el olvido. Así, a nivel mundial, el padre puede ser destronado al tiempo que puede vomitar de su interior aquello que tiene que pasar de vivir oculto a ver la luz y salir transformado por el proceso del tiempo.

Esta es la época de la historia en la que más generaciones estamos conviviendo juntas. Ahí tenemos lo que representa la imagen de Greta en la ONU. En este encuentro de dioses, lo que tendremos serán los representantes del pasado, del presente y del futuro. Los tres con visiones muy diferentes de la vida. La postura de los que quieren liberarse de lo que les ata y les limita se enfrenta a la postura de los que sienten que nunca nada cambia o que no quieren que cambie nada porque más vale lo malo conocido. Es por ello que las posturas se polarizan hasta extremos. Será así hasta que se dé un acuerdo entre los dos, hasta que se integre lo diferente y podamos seguir avanzando en nuestro proceso de crecimiento personal así como el de maduración como ciudadanos y habitantes de este planeta. Y para ello debemos quitar el miedo a enfrentar nuestro lado oscuro. Como Saturno vomitó a Plutón, en España el partido conservador, por ejemplo, ha vomitado a Vox de sus entrañas. Se sabía que estaba ahí, pero sólo ahora que ha salido puede ser visto, enfrentado e integrado como una parte más de nosotrxs mismxs. Esperemos que el portador de la visión de futuro, de la esperanza de un mundo mejor, sepa imponer su criterio para aunar los extremos. El pasado nos enseña, el presente nos curte y el futuro nos eleva. Y siempre hay algo más allá, en el siguiente paso, a la vuelta de la esquina. Por ello todo el mundo de creencias en el mundo físico, en el emocional y en el espiritual está en pleno cambio.

En concreto, con relación al cierre de ciclo entre Saturno y Plutón, el encuentro es bastante dramático. Saturno está muy relacionado con Caronte, el barquero que llevaba a las almas al inframundo, el reino de Plutón. Juntos hacen ese tándem que puede hacernos transitar, a nivel social y colectivo, por procesos de profunda transformación. Procesos que además no son gratuitos porque, si recordamos el mito, había que pagar una moneda a Caronte para cruzar el río en su barca, a veces dos: una de ida y otra de vuelta, si se regresaba. Es un símbolo de cómo nos toca pagar a cambio de seguir, de entrar, o de regresar, y lo que pagamos suele vivirse como pérdida, en alguna de sus formas, bien sea mental, emocional o material.

A nivel global, esta conjunción está relacionada con guerras. Según los principales astrólogos que han estudiado los acontecimientos históricos asociados a ella, cada vez que esta conjunción se ha formado hemos vivido una guerra. El hecho de que esto no esté ocurriendo ahora mismo puede ser fruto de la esencia misma de los signos de apertura y cierre del ciclo, Libra y Capricornio. Mientras Libra prima la paz por medio de la negociación en su versión más positiva, Capricornio enfría el momento presente para enfocarse en el éxito que puede posponer a fin de que llegue un momento más oportuno para lograrlo. Puede que incluso tenga que ver con que la guerra misma ha tomado otras formas de expresión. Podrían revelarse guerras de virus, guerras informáticas, guerras comerciales, como ya parece estar ocurriendo.

Al mismo tiempo que cerramos el ciclo, abrimos uno nuevo. El resultado final de este encuentro de poderosos mitológicos es imprevisible y seguro en los próximos 34 años dejará un panorama socio-político irreconocible. La acción del Papa abriendo compuertas y liberando información es un símbolo claro de lo que quiero expresar: Plutón desenterró el tema de la pederastia en una institución de poder; Saturno reaccionó de manera conservadora e impuso un proceso largo, tedioso y reaccionario; en el final de ciclo ha llegado la resolución del proceso. Ahora se podría dar una verdadera regeneración. Juntos, Saturno y Plutón podrían seguir ajustando cuentas pendientes en 2020 con la corrupción de algunas corporaciones y algunos políticos; con los abusos sexuales ya canalizados a través de los movimientos «me too» o «el violador eres tú», o con el poder, al visibilizar movimientos como la renuncia del Príncipe Harry, que muestra nuevos caminos.

El encuentro entre Saturno y Plutón, que comenzó en 2019 y se reforzó el 12 de enero de 2020, continúa durante todo este año, cuando debemos estar preparados para que “el viejo” saque de sus entrañas “al hijo” que no quiso ver ni reconocer como una parte de sí mismo. Un hijo que sale completamente transformado. Lo que sale de dentro con él es femenino, ancestral, y tiene que ver con las fuerzas emocionales más intensas. Así que es de esperar que se siga viendo expuesto a la luz, para que se purifique y reine transformado e integrado en un lugar mucho más sano, todo aquello que el patriarcado y su lucha por mantener el status quo ha reprimido y ocultado durante mucho tiempo. 

Desde una perspectiva junguiana, lo que la astrología mundana observa como movimientos de expresión colectiva tiene su origen en la expresión individual de cada uno de nosotrxs. De tal manera que cada vez que nosotrxs, a nivel individual, hacemos una mejor integración y expresión de los procesos personales, estamos influyendo de manera positiva en la expresión de esos procesos a nivel colectivo. Es por tanto nuestra responsabilidad la manera en que vivimos estos ciclos a nivel personal. En astrología Saturno representa, en una de sus dimensiones, la realidad tal cual es en el momento presente. Júpiter representa el futuro, la visión optimista y esperanzada que da el saber que la vida tiene un sentido y un propósito. Por su parte, Plutón representa la energía regeneradora que destapa las heridas del pasado, lo no resuelto y las emociones más ancestrales que necesitan ser purgadas y liberadas para avanzar con menos cargas. Ahora es un buen momento para hacer un resumen y un ejercicio de aceptación de las consecuencias de nuestros actos, bien sean por acción o por omisión. Es decir, es momento de aceptar las consecuencias de lo que hemos hecho o de lo que no hemos hecho. Y todo esto ocurre en el signo de Capricornio que está relacionado con el poder, la autoridad y el gobierno.

En síntesis, se podría concluir que cada uno de nosotrxs estamos inmersxs en un proceso en el que nos toca enfrentar y enmendar los pendientes de todo este ciclo que ha durado unos 30 años. Pero nos toca también recoger los frutos de aquello que ha supuesto un esfuerzo consciente, serio, disciplinado y comprometido. Dependerá del momento vital de cada uno que estas fuerzas se concreten en un sentido o en otro. La fiesta es la misma pero la forma de disfrutarla puede ser diferente. En una fiesta no todos lo pasan igual de bien. Para algunos, los celos, las envidias, las frustraciones pueden ser como el mal trago, puede aguarles el baile.

Nosotros somos protagonistas a nivel individual. Nos toca seguir limpiando el trastero de nuestra casa y el desván. Y nos elevaremos, previsiblemente, a nuevas formas de relacionarnos, de comunicarnos. A nuevas formas de entender nuestro poder personal y de expresarlo. Ya no toca confiar tanto en los que sustentan el poder. Ahora toca empoderarnos y hacer uso activo de nuestro poder como ciudadanos. La lógica es: primero cambio yo en mi escala de valores, después actúo a nivel grupal para trasladarlo a lo social y finalmente exijo y genero el cambio político necesario para concretarlo. La semilla la planto siempre yo en el jardín de mi casa. Si persisto el tiempo necesario en regarla y cuidarla, el resultado tiene la misma repercusión que el aleteo del ala de una mariposa: puede ser el motor de un cambio mucho más amplio.

TRILOGÍA COMPLETA DE TRÁNSITOS DE 2020

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